jueves, 8 de enero de 2009



Me quedé inmóvil, el frío me cortaba las mejillas y la respiración, cada soplo de aire era más intenso que el anterior. Traté de no moverme y de aspirarlo. La sensación no fue tan desagradable como esperaba, pero el frió empezaba a estar cada vez más presente dentro de mi cuerpo. Ahora se estaba metiendo en mi cerebro produciendo esas punzadas que te da el comer o beber algo helado.

Contemplé el vapor de mi respiración y acto seguido ojeé el paisaje. Todo era blanco y sin apenas luz, como sacado de un cuento de invierno, la estampa no era terrorífica pero aun así sentí miedo, miedo de la soledad que produce no ver ni oír nada a tu alrededor, solo árboles a los costados y un largo camino que se anunciaba enfrente de mi. Estaba aterrada.

Pensé que tenía que sacar ese aire que había aspirado, como si llevara mucho tiempo en mis pulmones, porque empezaba a quemarme, pese a que acababa de tragarlo, ya no era consciente de cuanto tiempo hacia que lo llevaba dentro de mi.

Hice un último intento antes de sentir como faltaba poco para caer desmayada, miré mis manos que permanecían desde no sé cuanto tiempo cerradas como puños, apretando, abrí las palmas e inspiré con todas mis fuerzas mientras cerraba los ojos.

Por mi cabeza pasaron un millón de imágenes, todas de los últimos meses, dejé pasar las que me producían felicidad y me detuve en las malas, sentí muchísima nostalgia y rábia, fue como si lo reviviera todo de nuevo en muy pocos instantes. Aguanté fuerte la respiración, casi hasta el punto de ahogarme y con todas mis fuerzas dejé salir el aire de mis pulmones.

Acto seguido sentí un gran alivio, casi regocijo. Abrí los ojos y el paisaje de mi alrededor ya no me producía escalofríos, no había cambiado, pero yo si.
Sonreí mientras contemplaba como entre una capa espesa de nuves empezaba a asomarse una ligera luz.



Sònia Pérez Servent
Madrugada del 01.01.09



Listening: Everytime (piano version) - Britney Spears